A la gente la palabra “melanoma” le da
miedo. Es normal, es el cáncer de piel más temido, a veces con fatales
consecuencias. Pero si queréis ver el miedo en la cara de un dermatólogo, basta
que le susurréis “melanoma amelanótico”. Y es que el melanoma maligno es
tan cabrón, que a veces puede incluso no tener pigmento a la inspección visual.
Se cree que entre un 2 y un 8% de todos los melanomas son amelanóticos. ¿Y cuál
es el problema? Pues que clínicamente un melanoma amelanótico se parece a
cualquier cosa menos a un melanoma, y por experto dermatólogo que seas, es
fácil que se nos pueda pasar por alto.
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